MAR DEL PLATA, Argentina, nov 3 – El balneario argentino de Mar del Plata lucía desierto el jueves, un día antes de que 34 presidentes americanos iniciaran una cumbre en la que una protesta contra la presencia del líder estadounidense George W. Bush amenaza con robarse la atención.
Los bancos y la alcaldía de la bulliciosa ciudad costera cerraron sus puertas, decenas de comercios tapiaron sus vidrieras y cientos de marplatenses abandonaron temporalmente sus hogares, por miedo a que se repitan el viernes los hechos de violencia de cumbres anteriores.
«Mañana vamos a tener que estar todos guardados (encerrados). No creo que haya problemas porque hay mucha vigilancia, pero nunca se sabe», dijo Graciela Rivera, una profesora universitaria residente en la ciudad.
Mientras los habitantes anhelaban que termine el encuentro, los cancilleres americanos negociaban contra reloj para llegar a un acuerdo sobre el documento final de la cumbre, que tiene como lema la búsqueda de herramientas para crear trabajo.
Fuentes diplomáticas dijeron que las conversaciones quedaron enredadas sobre la conveniencia de resucitar o no el ALCA, un estancado proyecto de integración comercial continental respaldado por Estados Unidos pero rechazado por varios países sudamericanos.
A seis kilómetros del sitio de las deliberaciones, un estadio de fútbol albergaba a la llamada Cumbre de los Pueblos, un encuentro entre partidos políticos y organizaciones no gubernamentales que cuestiona la reunión de los mandatarios americanos y rechaza el ALCA.
Según sus convocantes, el acuerdo de libre comercio ampliará las desigualdades sociales en el continente.
Para la madrugada del viernes se espera la llegada de un tren procedente de Buenos Aires con cientos de personas que participarán el viernes de la marcha de protesta contra Bush, que culminará con un espectáculo musical y la posible presencia del presidente venezolano, Hugo Chávez, el mayor opositor a Bush en Sudamérica.
En ese mismo convoy llegarán a Mar del Plata conocidas figuras como el futbolista Diego Armando Maradona, el director de cine Emir Kusturica y el líder indígena boliviano Evo Morales.
CIUDAD SITIADA
Si bien muchos argentinos se mostraron optimistas por las medidas de seguridad adoptadas, otros temían que grupos radicales provocaran disturbios en las cercanías de las zonas restringidas.
«Esperamos que las protestas se hagan de una forma pacífica; pero, si no, tenemos una respuesta muy dinámica», dijo a Reuters el comisario Daniel Rodríguez, portavoz para la Policía Federal.
Argentina destinó más de 7.500 agentes de seguridad para la ciudad y cercó unas 250 manzanas de los alrededores de la sede de la cumbre presidencial.
«Tengo miedo por lo que veo en Buenos Aires de que se repita acá. Mañana voy a estar todo el día adentro de mi casa», dijo Marta, una jubilada de 70 años, en referencia a una serie de disturbios callejeros que sacudieron los alrededores de la capital argentina durante los últimos días.
Una delegación de Cuba, el único país fuera de la cumbre presidencial, participará en la marcha con figuras como el cantante Silvio Rodríguez y el atleta olímpico Javier Sotomayor.
«La marcha es un reclamo de esta América Unida, un reclamo al señor Bush, un reclamo contra el ALCA. Vamos a estar todos ahí, unidos para alcanzar el sueño de esa América», dijo Patricia Fleschilla, una estudiante cubana de 15 años.
«El pensamiento de los jóvenes que vayan ahí debe ser de ideas no de causar la violencia, no de desestabilizar la marcha», dijo la joven quien se dirigía a la carpa de su país donde Rodríguez y otros cantantes latinoamericanos dialogaban con el público que abarrotaba el lugar