MAR DEL PLATA, Argentina — A juzgar por lo que uno escucha en Argentina, la IV Cumbre de las Américas que está comenzando aquí con la presencia del presidente George W. Bush y 32 otros jefes de estado se reducirá a una batalla de dos: Bush versus Maradona.
¿Maradona? Si, leyeron bien, Diego Armando Maradona. La otrora estrella fubtolística, ahora convertido en astro de la televisión y según algunas encuestas la figura pública más admirada en este país, se ha convertido en un fanático propagandista del dictador cubano Fidel Castro, y acaba de anunciar que encabezará una »Marcha de los Pueblos» contra Bush en esta ciudad al iniciarse la cumbre el viernes.
Hasta ahora, Maradona ha logrado diez veces más atención de la prensa que cubre la cumbre que Bush. El lunes por la noche, Maradona transmitió en su programa »La Noche del Diez» la primera parte de una entrevista de cinco horas que le hizo al mandatario vitalicio cubano, y logró una audiencia impresionante de casi 30 puntos de rating, casi tanto como las otras dos cadenas de televisión juntas. Al día siguiente, la foto de Maradona con Castro salió en todos los periódicos, acompañada de comentarios positivos.En la entrevista, que pasará a la historia como un modelo de periodismo de genuflexión, Maradona lucía una camiseta con la imagen del »Ché» Guevara bajo la chaqueta. Y además de exhibir su tatuaje del »Ché» en uno de sus brazos, le mostró orgullosamente a su entrevistado otro tatuaje en una pierna, con la figura del rostro de Castro. »No sabía esto. Es un honor», aplaudió Castro.
Pero Castro se mostró aún más complacido cuando Maradona le anunció que encabezara la »Marcha de los Pueblos» contra Bush en Mar del Plata. »Te mereces una estatua», festejó Castro, quien no asistirá a la cumbre.
Maradona anunció que el viernes por la mañana, encabezará la marcha hacia el estadio de fútbol de esta ciudad, donde cantará el trovador cubano Silvio Rodríguez y hablarán el presidente venezolano Hugo Chávez, varios funcionarios cubanos, y Cindy Sheehan, quien acampó frente al rancho de Bush en Texas este verano para protestar la muerte de su hijo de 24 años en Irak.
»Si yo fuera el honorable presidente de Estados Unidos, no iría», le dijo Castro a Maradona. «No se puede ir de esa manera contra el espíritu del pueblo argentino».Una encuesta del periódico pro gubernamental Pagina 12 reveló esta semana que un 58 por ciento de los argentinos se opone a la visita de Bush al país, y que sólo un 10 por ciento de los argentinos quisieran un mayor acercamiento de su país con Estados Unidos.
De hecho, Argentina, que fue uno de los países más pronorteamericanos durante la década de los noventa, se ha convertido en el más antiamericano del continente, y donde existe uno de los mayores niveles de apoyo a Castro, según una encuesta regional de Latinobarómetro. Muchos argentinos culpan a las políticas de apertura económica apoyadas por Estados Unidos de haber causado el colapso financiero de este país en el 2001. Enrique Zuleta Puceiro, el director de la encuesta de Pagina 12, señaló que la invasión de Irak, y las recientes imágenes de devastación en los barrios negros de Nueva Orleans han llevado a muchos argentinos a no sólo tener una mala imagen de Bush, sino también de Estados Unidos como país. »Estados Unidos ya no es (para muchos argentinos) la tierra prometida que era hace cinco años», señaló Zuleta Puceiro al periódico.
¿Mi conclusión? Qué triste que la izquierda argentina, que sufrió una dictadura en los años 70, no pueda manifestarse contra Bush sin por ello abrazarse a un régimen totalitario como el cubano, y se haya olvidado tan pronto de que no hay tal cosa como los dictadores buenos. Se trata de un mal precedente: los argentinos que hoy admiran a Castro y soslayan sus violaciones a los derechos civiles mañana bien podrían admirar a otro salvador de la patria que encarcele a los opositores pacíficos de su país.
Washington podría haber evitado la luna de miel de Maradona con Castro si le hubiera dado una visa de entrada a Estados Unidos cuando éste la pidió para hacerse una tratamiento antidrogas en la Florida en la década de los noventa. Según me contaron funcionarios de Estados Unidos en Argentina en esa época, la embajada de Estados Unidos le hizo saber a Maradona que no se le daría una visa. Acto seguido, Maradona fue a Cuba, donde terminó viviendo cuatro años.
Eso ya es historia pasada (y refleja la miopía de la política de visados de Washington, que tantas veces criticamos en esta columna). Ahora, todo indica que veremos una batalla propagandística entre Bush y Maradona durante las próximas 72 horas. Maradona juega de local, y empieza con una enorme ventaja