Fracasaron en las últimas horas las negociaciones para evitar un enfrentamiento entre el presidente Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde en la provincia de Buenos Aires.
El diálogo está ahora interrumpido, pese a que hace un mes se había avanzado bastante en un acercamiento.
â??Yo no lo voy a llamarâ?, dijo el Presidente en estos días ante sus más íntimos y habría evaluado la posibilidad de decidir no sólo los nombres de las listas de candidatos nacionales, sino también los de los postulantes provinciales.
La tensión fue admitida en ambos sectores por dos ministros y un legislador de poder decisivo en la Cámara de Diputados. Duhalde no acepta las condiciones que le llegan desde la Casa Rosada: Kirchner quiere armar las listas del PJ bonaerense y el ex presidente pretende conservar esa potestad o, al menos, tener mucha influencia en las decisiones.
La candidatura de Cristina Kirchner, advierten en la Casa Rosada, no está sometida a ningún tipo de negociación con el duhaldismo. La diputada Hilda Duhalde mantiene la incógnita sobre su futuro político y enfrenta, cada tanto, a Kirchner. Anteayer lo criticó por haber atacado la alianza entre Ricardo López Murphy y Mauricio Macri. Macri es uno de los hombres a los que apuesta Duhalde para sumar al PJ y en él piensa como alternativa para el futuro.
Antes de subirse en el avión que lo llevó a Río Gallegos, Kirchner les hizo saber a sus allegados cuánto le habían molestado las declaraciones de la esposa de Duhalde. El ministro Aníbal Fernández fue inusualmente duro: â??Si esta señora cree que tiene la estatura para criticar al Presidente, como lo hizo, es que no entiende nada de política. Además, lo que uno puede inferir es que lo que está buscando es hacer un acuerdo con la derecha», dijo Fernández a LA NACION.
Además, en declaraciones a las radios Mitre y Aspen, tras calificar de «espanto» y de «escándalo» los dichos de la diputada, Fernández advirtió: «Que haga el favor de no meterse en lo que no sabe y que deje a quienes tienen la responsabilidad de conducir los destinos del país evaluar ciertas acciones, y no hacer expresiones a la ligera como si estuviéramos en la escuela de una panadería».
Anteanoche, no obstante, el duhaldismo había enviado una señal de distensión cuando dejó trascender una instrucción de Duhalde para el congreso partidario duhaldista que hoy se hará en Lanús: que allí no se profundice el enfrentamiento con Solá.
La estrategia duhaldista es no llevar a la Justicia la pelea con Solá, que el jueves último hizo su propio congreso del PJ y le faltaron sólo 70 delegados para lograr la mayoría. Allí no se tomaron decisiones de peso, pero se proclamó la candidatura de Cristina Kirchner por el Frente para la Victoria.
No está descartado que el duhaldismo, con Osvaldo Mércuri como titular del congreso, invite al felipismo a sumarse a un congreso el 28 del actual. Sería una jugada para dar tiempo para negociar un eventual acuerdo y, así, definir si los Kirchner se enfrentan con los Duhalde en la provincia.
El fin de semana último, Duhalde rechazó una invitación del Gobierno para participar en los actos por el 25 de Mayo en Santiago del Estero. También había rechazado en marzo último una invitación cuando se hizo el anuncio del canje de la deuda en la Casa Rosada, acto al que asistió el ex presidente Raúl Alfonsín.
Un hombre que lo vio en estos días lo definió en los siguientes términos ante LA NACION: «Es un jefe que conduce a medias un ejército desorientado».
Duhalde hace silencio y espera. Un grupo de sus allegados lo alienta a dar la pelea con Kirchner y así darle al PJ la posibilidad de lograr tres senadores, dos por la mayoría (que tendría la lista de Cristina Kirchner) y uno por la minoría (con Hilda Duhalde).
Al menos tres estrechos allegados al Presidente están convencidos de que cada vez es más complicado un acuerdo. «La brecha que nos separa es cada vez más honda», sintetizó uno de ellos.
Desconcierto
Los negociadores del acuerdo Kirchner-Duhalde están desconcertados, porque no ven voluntad de las partes para llegar a un entendimiento.
En el Gobierno, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, es uno de los convencidos de que hay que acordar con el ex presidente y, de hecho, ha mantenido varias conversaciones reservadas.
También actúan como mediadores el ministro de Defensa, José Pampuro, e intendentes como Julio Pereyra, Hugo Curto y Alberto Descalzo.
El jefe del bloque de diputados del PJ, José María Díaz Bancalari, preparaba anoche, en su carácter de titular del PJ bonaerense, los últimos detalles del congreso duhaldista de hoy.
Sus allegados niegan que piense encabezar en estos días alguna gestión, junto con algunos intendentes, para convencer a Hilda Duhalde de que desista de competir con Cristina Kirchner en la provincia.
En la Casa Rosada, esperaban que la diputada Duhalde tuviera algún gesto frente a la inminente candidatura de la primera dama, que no llegó. Lejos de eso, la diputada criticó al Presidente y volvió la tensión.
El Presidente no tuvo gestos directos hacia su antecesor, a quien definió la semana última como «un gran secretario del Mercosur», que tiene en ese ámbito mucho por hacer. Todas sus señales fueron en favor de Solá.
En cambio, Kirchner habilitó a dos de sus ministros, un legislador e intendentes para sondear las posibilidades de lograr un acuerdo. Esas tratativas, al menos hasta ahora, fracasaron.
Las próximas semanas serán decisivas: el 8 del mes próximo vencen los plazos para presentar los partidos o alianzas que competirán en las elecciones legislativas, y el 8 de julio, para anunciar las listas de candidatos.
Mientras tanto, el gobernador bonaerense avanza. Anteayer, Solá se reunió con su ministro de Gobierno, Florencio Randazzo, y algunos intendentes para comenzar a armar el Frente para la Victoria, que postulará la candidatura de Cristina Kirchner.
En la semana última, mantuvo una conversación reservada con Kirchner en la que escuchó de boca de éste que quería avanzar en el armado de las listas provinciales. Además, Kirchner le confirmó que el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, participaría del congreso felipista (fue elegido uno de sus vicepresidente) y que Justo Romero (un hombre de Carlos Zannini, secretario legal y técnico de la Presidencia) también estaría allí (lo eligieron apoderado del congreso).
Nadie se anima a predecir las consecuencias de la pelea. Algunos creen que todos perderán. Otros consideran que Duhalde quedará muy débil tras la elección de octubre y que Solá tendrá asegurada su candidatura a vicepresidente de Kirchner en los comicios de 2007. Y otros, que nadie le disputará al Presidente el liderazgo en el PJ.
El final aún está abierto.