Michael Galagher, subsecretario del Departamento de Comercio de Estados Unidos, hizo una presentación en powerpoint en la reunión anual de la Asociación Internacional de Comunicaciones Inalámbricas. En ella, habló de las ventajas de la banda ancha, de los esfuerzos de su Gobierno para avanzar en la innovación tecnológica…
Pero Gallagher se guardó una sorpresa para el final. La penúltima imagen de la presentación, la número 22, mostraba los nuevos principios de la política estadounidense sobre el Sistema de Nombres de Dominio de Internet, el DNS. Este sistema es la infraestructura sobre la que descansa el funcionamiento de la Red. La gestión del DNS es responsabilidad de la ICANN, una organización independiente internacional, pero es una gestión delegada.
El acuerdo entre Estados Unidos y la ICANN finaliza en septiembre de 2006. Muchos pensaban, entre ellos la ONU, que para entonces, la misión de gobernar Internet se encargaría a alguna organización global como la Unión Internacional de las Telecomunicaciones, dependiente de Naciones Unidas. Pero no va a ser así. La presentación de Gallagher provocó tal revuelo que tuvo que ampliar los detalles de este cambio en la política estadounidense a través de un comunicado en la web de su departamento. «No tomaremos ninguna medida que pudiera tener un impacto negativo en el efectivo y eficiente funcionamiento del DNS».
En otras palabras, llegado el mes de septiembre de 2006, la ICANN seguirá gestionando los nombres de dominios y el tráfico en la Red de forma delegada y conservando siempre Estados Unidos su capacidad de veto. El Departamento de Comercio estadounidense se desdice. Tiempo atrás había elaborado un memorándum en que abría la posibilidad de ceder la gestión a alguna entidad internacional. La propia ONU había sugerido el año pasado esta posibilidad, y varios países como China, Brasil o la India apoyan la idea. El mes pasado la Unión Europea abogó por un consenso internacional sobre la cuestión. Incluso Tim Berners-Lee, uno de los padres de Internet apoya la internacionalización del gobierno de la Red.
SEGURIDAD. La Administración estadounidense justifica su posición en que «dada la importancia de Internet para la economía mundial, es esencial que la infraestructura del DNS de Internet permanezca estable y segura… por ello Estados Unidos retendrá su histórico papel en la autorización de cambios o modificaciones en la base de los servidores raíz». Estos servidores, 13 superordenadores alojados en instituciones educativas y empresas privadas, conservan los directorios de los nombres de dominios. Los navegadores siempre tienen que pasar por ellos para encontrar una página web. El anuncio se hace semanas antes de que la ONU dé a conocer su previsto informe sobre el gobierno de Internet. En este informe, preparatorio de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, que se celebrará en Túnez en noviembre, uno de los aspectos que se tratará es la del control de los servidores raíz. Pero Estados Unidos no quiere que nada cambie. La ICANN seguirá encargándose de la gestión del día a día, conservando el Gobierno norteamericano la última palabra en caso de modificaciones importantes del sistema.
SOBERANíA. La declaración del Departamento de Comercio estadounidense reconoce al menos que el resto de los gobiernos del mundo, ejerciendo su soberanía, puedan tener su propia política sobre los dominios de primer nivel de sus propios países, como el .es en el caso de España. «Estados Unidos se compromete a trabajar con la comunidad internacional para solucionar estas preocupaciones, teniendo siempre en mente la necesidad fundamental de asegurar la estabilidad y la seguridad del sistema DNS de Internet. Por ahora, los internautas no notarán ninguna diferencia. Pero si finalmente no hay acuerdo, nada impide que los países que quieran independizarse creen su propio DNS. Esto podría provocar la aparición de nuevas redes incapaces de comunicarse entre sí.