Fabricantes advierten que su capacidad de producción será sustancialmente menor.
El creciente número de órdenes de vacunas contra la gripe aviar presentadas por gobiernos europeos amenaza con deteriorar la capacidad de producción total del medicamento y, por consiguiente, con dejar a los países más pobres sin nada con qué proteger a sus ciudadanos ante un brote letal.
Holanda se convirtió esta semana en el último país en obtener una orden de compra anticipada de 16 millones de dosis de parte de Solvay, el fabricante de la vacuna con sede en el mismo país, acción que consumirá toda su producción durante ocho semanas.
La decisión surgió al tiempo que fabricantes advirtieron que su capacidad total para satisfacer la demanda mundial en caso de una epidemia será sustancialmente menor, lo que podría desatar tensiones internacionales, éticas y políticas.
Francia y Noruega ya presentaron sus pedidos, mientras que Reino Unido y Alemania probablemente lo harán en las próximas semanas. Los últimos tres países son importantes fabricantes de la vacuna. Los «contratos durmientes» o «acuerdos de compra anticipada», están diseñados para reservar la capacidad futura en las plantas de producción de la vacuna y comenzarían a producirse cuando una cepa de la gripe se transmute en una forma letal de fácil transmisión entre los humanos, si esto llega a suceder.
Dichos pedidos son distintos a una serie de ordenes pasadas de vacunas contra la gripe aviar, basadas en las cepas existentes H5N1 que circulan entre animales, que los expertos esperan que al menos ofrezcan cierta protección en contra de una cepa futura.
Las vacunas contra la gripe estacional probablemente no ofrecerán protección alguna.
Europa, que provee dos tercios de las vacunas contra la gripe en el mundo, registró el año pasado una capacidad de producción total de solamente 350 millones de vacunas contra la gripe, la cual podría ser fácilmente transformada en una cepa para combatir una posible epidemia en la región.
Tan sólo el «contrato durmiente» de Reino Unido, cuyas ofertas se cerrarán la semana entrante, es de 120 millones de dosis, o dos por cada ciudadano.
«Si tres o cuatro grandes países europeos cubren a sus propias poblaciones, se habrá terminado», dijo Didier Hoch, director de Sanofi Pasteur MSD, el mayor productor de la vacuna con sede en Francia.
Su compañía ha tratado de racionar los contratos durmientes -como uno que recientemente cerró con Francia- y de asegurar que haya cierta capacidad excedente para otros países, insistiendo en que solamente proveerá pedidos equiparables a las órdenes que los gobiernos presenten para la vacuna contra la gripe estacional.
Sin embargo, como no existen lineamientos internacionales en este campo, pese a que la industria de las vacunas ha solicitado a líderes políticos europeos que pugnen por su establecimiento, cada productor adopta distintos enfoques.
Bram Palache, de Solvay, que subrayó que dejará cierta capacidad sin reservar a pesar del pedido de Holanda, dijo: «Mientras no haya coordinación global, las compañías producirán para quine lo solicite».
GlaxoSmithKline, farmacéutica con sede en Reino Unido cuya producción de la vacuna se centra en Alemania, informó que estaba tratando de asignar las órdenes otorgando a cada país la proporción de su producción equivalente a su porcentaje de la población en el viejo continente.