Para los analistas, la entidad debería utilizar sus reservas; ayer, el billete cerró en $ 3,03
La cotización del dólar continuó su escalada alcista ayer al cerrar la jornada a un promedio de $ 3,03 el tipo vendedor minorista, un valor que no alcanzaba desde agosto del año pasado, con lo que ya acumula un aumento de 11 centavos en el mes, un incremento que, de mantenerse, podría impactar en los precios (ver aparte).
La preocupación que el brusco ajuste genera -tras un largo período de estabilidad o baja- quedó reflejada en la opinión de algunos economistas consultados por LA NACION, que reclamaron ayer al Banco Central (BCRA) que diera señales que permitieran contener la escalada por la peligrosidad que ésta tiene en un contexto de alta sensibilidad inflacionaria.
Una medida que podría tomar al respecto, según señalan, es la de abastecer a la plaza de dólares para calmar el «pico de demanda» y contagiar a los exportadores -que hoy se muestran remisos a liquidar a la espera de hacerse de más pesos por sus ventas- y ayudar a reequilibrar el precio de la divisa.
«Así como [el BCRA] compró persistentemente para sostenerlo, ejerciendo un rol contracíclico, me parece que llegó la hora de que salga a vender para calmar la plaza y no dejar caer su discurso. De lo contrario, se hace difícil justificar la decisión de acumular reservas como parte de una política para evitar volatilidades, si cuando éstas se presentan no se actúa para atenuarlas», señaló a LA NACION el ex viceministro de Economía Jorge Todesca.
Pero en la entidad monetaria descartan esa posibilidad porque entienden que el reajuste es coyuntural y se agota «en dos días» cuando los que quedaron descolocados ante la suba, porque habían pesificado casi todas sus posiciones, deban asumir las pérdidas en el cierre del mes.
Por lo pronto, ayer emitieron una señal que para muchos pasó inadvertida porque se trata de operaciones de escaso monto: el Central vendió los contratos de dólar que tenía y vencían a fin de mes en el Rofex (el mercado rosarino que opera futuros de la divisa y ayer negoció un récord de US$ 156,7 millones), los que había suscripto a entre $ 2,90 y $ 2,91 a $ 3,02. «Esto parece indicar que no toleraría un valor mayorista que se alejara de esa zona», interpretó un cambista que observó, además, que ayer el mayorista para operaciones físicas cerró en 3,017 pesos.
Para dar con el antecedente más inmediato de una situación similar hay que remontarse a 15 meses atrás. El dólar subió de $ 2,97 a $ 3,08 entre el 22 de julio y el 6 de agosto (once centavos, como ahora). Cuando llegó a ese nivel, el BCRA se abstuvo de comprar y el mercado lo fue acomodando nuevamente a la baja hasta llevarlo a cerrar ese mes a $ 3,02. Pero en aquel momento la inflación no era una preocupación (en los primeros 8 meses de 2004 acumulaba apenas una suba del 3,8%) y actualmente desbordó las previsiones oficiales (acumula 8,9%), especialmente las del BCRA, que esperaba un máximo este año del 8 por ciento.
Tal vez por esa razón, en el Central comenzaron a evaluar escenarios de contingencia por si la carrera alcista del dólar se espiraliza, entre los que cuentan la posibilidad de acortar temporalmente el plazo con que cuentan los exportadores para liquidar sus divisas de manera de reequilibrar el mercado operando sobre la oferta.
Por lo pronto, el nuevo aumento de dos centavos, el segundo consecutivo, se registró en un contexto caracterizado por la persistente salida de capitales (un fenómeno que no es privativo de la Argentina, sino que afecta a todos los mercados emergentes), que se reflejó en una caída de hasta 1,7% en los principales bonos (que pierden más del 10% en el mes, en muchos casos) y del 2% en las acciones (caen 7,2% en lo que va de octubre).
Esto es, el precio del dólar no sólo sube en la Argentina, sino también en México, Brasil y Chile, aunque con menor riesgo inflacionario porque esos países habían permitido la revaluación de sus monedas en el año. Aquí, en cambio, el Gobierno la había evitado por las constantes intervenciones del BCRA en la plaza cambiaria, que, con ese propósito, adquirió en lo que va del año más de US$ 8350 millones, aunque ahora lleva dos días sin actuar.
Pero ayer estuvo impulsado además porque «varios bancos que le compraron el Boden 2015 al Gobierno necesitaban más dólares para pagarle», indicó Rodolfo Costa, de la casa bursátil Arpenta.
La persistencia de la suba disparó el debate. Para el economista Miguel Kiguel, el Central debe definir a qué esquema cambiario vamos. «Si hasta aquí optó por una flotación sucia comprando, debería mantenerla vendiendo. Yo no hubiera permitido una escalada tan brusca en momentos como éste, especialmente porque creo que esta suba es transitoria y producto de un cambio en la coyuntura internacional», dijo.
La misma visión suscribió un operador de mercado, en términos más gráficos. «Si te compraste un paraguas y no lo usás cuando llueve, ¿para qué lo tenés?», razonó.