El mallorquín ya sabe lo que es ganar al número uno del mundo
No será la final, pero como si lo fuera. Rafel Nadal y el suizo Roger Federer disputarán el próximo viernes el duelo más esperado de la presente edición de Roland Garros, un partido del que ya se habla desde el mismo momento en que el de Manacor se deshizo con comodidad de David Ferrer en tres sets.
Nadal le tiene ganas a este partido. Primero, porque delante tendrá al indiscutible número uno del mundo, y segundo porque el mallorquín no ha olvidado la última vez que se vieron las caras. Fue el pasado 3 de abril, en la final de Cayo Vizcaíno, un partido que Nadal tenía ganado y que, todavía hoy, no sabe cómo lo perdió. Justo dos meses después de aquel partido, en el día en que cumplirá 19 años, el calendario le ha proporcionado una nueva oportunidad de enfrentarse al que posiblemente es el único jugador que le presenta batalla en una pista de tenis.
Dominio incuestionable
Porque el dominio de Nadal -también de Federer, que por algo es el número uno- es incuestionable. Ayer, ante un David Ferrer que se vio impotente para contrarrestar el juego de su rival, dio toda una lección de cómo jugar a tenis. Nadal está jugando bien – «estoy tranquilo porque me encuentro a gusto en la pista», dijo-, y considera que es un buen momento para enfrentarse al suizo. Aquella derrota todavía le duele. El resultado fue de 2/6, 6/7, 7/6, 6/3 y 6/1. El mallorquín desperdició un 4/1 y 5/3 en la muerte súbita del tercer set, un marcador que no se le ha olvidado porque ayer lo recordó en la rueda de prensa.
Fue su segundo enfrentamiento con el suizo en un duelo que está destinado, por la juventud y calidad de los protagonistas, a marcar una época en el mundo del tenis como el que, por ejemplo, en su día, protagonizaron Bjorn Borg y John McEnroe. La primera vez que Federer y Nadal se vieron las caras en una pista de tenis fue también, qué casualidad, en Cayo Vizcaíno, un año antes. El 28 de febrero de 2004 Nadal se impuso al suizo, ya por entonces número uno del mundo, por un doble 6/3 en partido de segunda ronda. Para hacerse una idea de la gesta que protagonizó el de Manacor, por entonces con 17 años, basta fijarse en los números de Federer hasta aquel partido. Había ganado 28 de los 29 encuentros disputados desde la Copa Masters, en noviembre de 2003. Ganador en Australia, Dubai e Indian Wells, el británico Tim Henman fue el único que le pudo ganar hasta que lo hizo Nadal. Con este triunfo, se convirtió en el primer jugador de corta edad que derrotaba a un número uno del mundo desde que el norteamericano Andy Roddick, con 18 años, se impuso al brasileño Gustavo Kuerten en Montreal, en agosto de 2001.
El partido promete porque en pista estarán los dos tenistas que más espectáculo pueden ofrecer en estos momentos. Por un lado, Federer, una máquina de ganar, casi imbatible si juega a su nivel habitual, el tenista perfecto, sobrehumano. Por otro, Nadal, la sensación de la temporada, ganador de cinco torneos: Brasil, Acapulco, Montecarlo, Barcelona y Roma. Aspira a su primer Grand Slam. Nadie duda de que lo conquistará si el viernes supera a Federer. Si así fuera, se convertiría en el primer jugador, desde el sueco Mats Wilander en 1983, que conquista la Copa de los Mosqueteros en el año de su debut.