El martes abrirá sus puertas una muestra del rey del arte popular en el Centro Cultural Borges
Si una sola persona pudiera encarnar el espíritu inasible de los años sesenta y describir con un nombre el movimiento pictórico que borró la frontera entre el arte y la vida cotidiana, ésa sería Andy Warhol , el rey del pop art.
La producción del hombre que entronizó como arte los objetos más prosaicos de consumo masivo y produjo obras a escala casi industrial llegó en las últimas horas al Centro Cultural Borges, donde el martes se inaugurará una muestra antológica de sus obras gráficas.
Allí también se recreará el universo creativo del artista -tercer hijo de un matrimonio de inmigrantes checos, nacido en Pennsylvania en 1928 como Andrew Warhola-, a través de fotografías, libros y catálogos de sus exposiciones, las tapas de los discos que diseñó, 16 de sus films experimentales y las portadas de la revista Interview, que creó en 1969.
La llegada de las obras del símbolo por excelencia del pop art -ese movimiento que bucea en lo exterior y lo banal y que recupera el desenfado de Duchamp- es posible gracias a la sinergia de dos instituciones extranjeras: la Fundación Antonio Mazzotta de Milán, editores de libros y catálogos de arte, y la Sonnabend Gallery de Nueva York, que desde los años 70 atesora una importante colección de obras de Warhol.
Más de un centenar de sus célebres serigrafías -en las que Warhol se apropió de imágenes de circulación masiva en revistas y diarios, para luego colorearlas y reproducirlas en tiradas de 250 láminas- integran la muestra. Entre ellas, están los retratos coloreados, de tono impersonal, sobre los iconos más venerados de la cultura norteamericana, como Marilyn Monroe, Liz Taylor, Jackie Kennedy y Mick Jagger. Se exhiben también los propios autorretratos del artista, que al reproducir su imagen al infinito y variarla con una paleta cromática amplia encontró la manera más eficaz y elocuente para no revelar nada de sí mismo.
En los años 80, Andy Warhol accedió a múltiples pedidos de figuras de renombre internacional que procuraban ser retratadas. Entre ellas, la señora Amalia Fortabat, a quien le hizo seis retratos que la empresaria siempre quiso exhibir en el proyectado museo de Puerto Madero.
«El pop asoma en la superficie de las cosas. Para saber más de mí, observen simplemente el exterior de mis cuadros, de mis films y de mis autorretratos. No hay nada más detrás de eso», sentenció Warhol frente al frenético avance en Inglaterra y en Estados Unidos del pop art.
Las clásicas series como «Flowers»-tomadas de imágenes de narcisos como soporte alegórico de la personalidad del propio artista, según algunos críticos- también integran el envío, junto a los prints que inmortalizaron las latas de sopas Campbell y su lúgubre alusión a una herramienta letal, plasmada en la serie «Silla eléctrica».
De su producción de los años 80, se exhiben las series completas de «Los mitos», dedicadas a los personajes de los cómics y de la TV; «Diez retratos de judíos del siglo XX», en los que asoman personajes como Kafka, Freud, Gershwin, los hermanos Marx y Gertrude Stein, y «Animales en extinción», sobre las especies en peligro.
«La última cena», el póster inspirado en la obra maestra de Leonardo y sindicado como una de las últimas obras que Warhol realizó antes de su muerte, el 22 de febrero de 1987, también se exhibe, junto con libros coloreados a mano por el artista en los años 50, cuando descollaba como ilustrador comercial en la Gran Manzana.
Imágenes históricas
Las fotografías expuestas muestran, entre otros, a Bob Dylan, Grace Jones, Bernardo Bertolucci, Madonna y su colega Jasper Johns en la intimidad de The Factory, el búnker creativo de Warhol, pintado de plateado y empapelado en papel aluminio, donde realizaba sus experimentos cinematográficos.
The Factory no sólo fue un lugar famoso por el desfile incesante de figuras del arte y del espectáculo, como Judy Garland y Nureyev, sino también porque allí Valerie Solanis, una feminista ignota y perturbada, cobró celebridad tras dispararle tres tiros a Warhol el 3 de junio de 1968.
Las primeras ediciones de Sticky Fingers y Love You Live, los discos de los Rolling Stones de los 70, cuyas portadas diseñó Warhol, están a la vista del público, junto a los de Velvet Underground, David Bowie, Paul Anka y Aretha Franklin.
En el auditorio del Borges, se proyectarán 16 de sus films, concebidos según Warhol, para ser observados mientras se realizan otras tareas. Entre ellos, se exhibirán «Kiss» y «Blow Job», de 1963; «Flesh», de 1968; «Trash», de 1970, y «Women in Revolt», de 1971.
Las más de 100 serigrafías y el universo de Andy Warhol se exhibirán hasta fines de octubre, de 10 a 21, en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín), con una entrada general de $ 9 y de $ 5 para estudiantes y jubilados.