Buenos Aires, 18 oct (PL) La saga de crisis veterinarias en varias regiones del planeta, con el rebrote de la gripe aviar y la fiebre aftosa, podría beneficiar las exportaciones argentinas de carnes, pronosticaron hoy fuentes empresariales.
La reaparición de esas enfermedades está modificando de manera abrupta el mapa de comercio de carnes, y esa tendencia provocaría un repunte de la demanda a Argentina, que por ahora se mantiene indemne y es considerada libre de todos esos males.
En realidad, desde finales de 2003, los envíos de carne vacuna y de pollos del país sudamericano se benefician con la desgracia ajena, tras aflorar los primeros casos del mal de las vacas locas en América del Norte y de influenza aviaria en el sudeste asiático.
De acuerdo con empresarios citados por el diario Clarín, dos grandes jugadores (Estados Unidos en el caso de los bifes y Tailandia en el de los pollos) quedaron entonces virtualmente fuera del mercado.
Ahora sucede lo mismo con Brasil, el mayor exportador mundial de carne vacuna, que sufrió el cierre de 30 destinos tras reconocer un foco de aftosa en Mato Grosso do Sul, y la llamada gripe del pollo tocando las puertas de Europa.
Frente a ese panorama, los hombres de negocios estimaron ventas al exterior por mil 500 millones de dólares en 2005, 400 millones más que en 2004.
En los primeros ocho meses del corriente año, se vendió carne vacuna por 874 millones de dólares, 32 por ciento por encima de lo despachado en similar lapso del año precedente.
El salto en la avicultura fue todavía mayor (de 71 por ciento), al exportarse por 73,9 millones de dólares, mientras se espera llegar a 150 millones al cierre de 2005, según reportes del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria.
Miguel Schiariti, de la Cámara de la Industria Frigorífica, descontó un impacto en la demanda de carne argentina y basó sus vaticinios en las afectaciones de Brasil, donde pronostican pérdidas por más de mil millones de dólares.
Los productores avícolas son más cautos, en particular porque temen que la amplia difusión pública sobre la gripe aviar, bajo títulos de «catástrofe», provoque un retroceso del consumo global, como ocurrió en su momento con el mal de las vacas locas.