Ahora los taxistas porteños se especializan como guí­as turí­sticos

Con un curso gratuito, una ONG los capacita para recibir mejor a los turistas.

Es un cambio de imagen. Acostumbrados a lidiar con acusaciones de mafias, con motes de paseadores y fama de malhumorados, ahora a los tacheros porteños les llegó una buena. Tienen a su disposición una serie de cursos gratuitos para «cuidar» a los extranjeros que llegan a Buenos Aires. «Los turistas cada vez son más y a mí se me complica porque no sé cómo comunicarme», dice Daniel Santana, taxista desde hace ocho años. «Me va a ayudar, primero, a crecer como persona, a tener algún conocimiento de inglés y de la Ciudad en la que trabajo todo el día», agrega entusiasmado.

Desde siempre, los choferes de los taxis porteños ofician de guías de la Ciudad tanto como de cronistas urbanos, psicólogos, comentaristas deportivos y, por supuesto, meteorólogos. «Los taxistas son la cara de la Ciudad. Deben ‘vendérsela’ al turista. Es fundamental que conozcan los circuitos históricos y que entiendan lo que les pide un pasajero extranjero», explica el diputado porteño Diego Santilli, coordinador general de Buenos Aires en RED, la organización que nuclea a más de 200 ONG y que se encarga de llevar adelante el proyecto (ver Más talleres).

«Preveíamos unos 150 inscriptos. A dos días de la apertura, teníamos 389», cuenta Roberto Zotalis, presidente de la Cámara de Empresas de Radiotaxis (CER). Y sigue: «En los últimos dos años llegaron 5 millones de turistas. Es el mercado de mayor crecimiento. Y nosotros tenemos que estar preparados ya que recibimos y despedimos a los visitantes». Aunque, claro, el número de inscriptos es escaso teniendo en cuenta las 38.000 licencias habilitadas y los casi 45.000 taxistas que hay entre titulares y choferes en la Ciudad de Buenos Aires.

Mariela Alvarez, profesora de Historia, y Andrea Iglesias, de Geografía, son las encargadas de timonear el curso, que empezó el sábado pasado. En las clases se estudian cinco circuitos que encierran los puntos turísticos de la Ciudad y que cada chofer puede modificar de acuerdo a su criterio. El primero es el del Centro Cívico: sale del Monumento a Roca, recorre la Legislatura porteña, la Plaza de Mayo y termina en la Iglesia de la Piedad. También están los que muestran San Telmo y La Boca, «La Coqueta Buenos Aires» (los barrios de Recoleta, Retiro y Palermo), «La Historia del Tango» (que recorre las zonas del Abasto, Balvanera, el Obelisco y el área financiera) y las costaneras. «Pasamos siempre por los mismos lugares sin saber de su historia ni qué significan. Ahora, a los taxistas esto va a dejar de pasarles», señala Alvarez.

El programa de estudios del curso incluye conocimientos básicos de inglés «como para que puedan saludar y entender lo que piden los visitantes». Y también lo que denominan «búsqueda de la excelencia en la atención al pasajero», que tiene que ver con el buen trato al cliente, sea local o extranjero.

«La idea es promocionar un nuevo servicio: que los taxis sean una suerte de guías de turismo», sigue Alvarez. Por su parte, Roberto Zotalis, el representante de los empresarios taxistas, agrega: «Nos estamos apurando a preparar gente porque hoy hay muchos choferes que son profesionales y como vemos que el país se va recuperando, creemos que ellos pronto retornarán a su actividad».

Una de las pioneras en dar cursos de urbanidad fue la Fundación Acción Marplatense, que el mes pasado entregó los certificados a 800 mozos, taxistas, recepcionistas de hoteles y empleados de comercio que terminaron los talleres gratuitos de «hospitalidad en inglés y portugués» para aprender a atender correctamente a los huéspedes extranjeros. Esta nueva opción de urbanidad plantea una contracara al castigo de la inseguridad y a la histeria de la Ciudad que tantas veces se muestra furiosa. Ahora, el taxista anfitrión ayudará a aflojar tensiones. Y claro… ¡Siga a ese taxi!

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