¿Qué sucedería si el próximo transbordador espacial se viera en dificultades? ¿Qué pasaría si, al igual que el Columbia, resultase averiado en el despegue y los astronautas quedaran en el espacio a bordo de una nave deteriorada? ¿Podrían salvarse? Cuando el Discovery sea lanzado el miércoles 13, habrá una escuadra de rescate de cuatro personas en alerta. Es el plan para lo inconcebible.
â??Es un lugar al que no queremos ir. Nos estamos entrenando para una misión que nunca quisiéramos hacerâ?’, dice el comandante del equipo, el coronel Steven Lindsey de la fuerza aérea.
Una misión de rescate â??que requeriría la aprobación del presidente George W. Bush â?? está llena de complicaciones: â??Un segundo lanzamiento debería hacerse apresuradamente sin todas las pruebas habituales, posiblemente poniendo en riesgo al transbordador de rescate â??Atlantisâ?? y a su tripulación.
â??Los astronautas en el primer transbordador, el Discovery, se alojarían en la estación espacial internacional en órbita. Destinada a tres personas, estaría atestada con nueve. Y además habría que confiar en que el generador de oxígeno de la estación, a menudo averiado, trabaja bien.
â??El Discovery debería ser impulsado a control remoto para que se precipitara al océano a fin de dar espacio al Atlantis en la estación espacial.
â??Si todo saliera según lo previsto, el Atlantis regresaría a la Tierra con una cifra sin precedente de once astronautas.
Y aun si la NASA lograra salir airosa con su plan de emergencia, probablemente significaría el fin del programa de los transbordadores espaciales.
Nunca antes en casi medio siglo de vuelos espaciales tripulados la NASA se ha extremado de tal manera para tener lista una nave de emergencia.