Gustavo Méndez es uruguayo y tiene mucha experiencia pese a sus 37 años. «Es un sueño poder estar en un partido tan trascendente», aseguró en una charla exclusiva con Clarín.com.
A excepción de estar en un Mundial, dirigir un encuentro tan importante como Argentina-Brasil por eliminatorias seguramente sea la máxima aspiración de todo árbitro sudamericano. Un uruguayo, Gustavo Méndez, será el encargado de impartir justicia el miércoles en un estadio Monumental colmado, con marco ideal para el partido más esperado.
Cuando sólo faltan un par de días de ese choque, la expectativa comienza a crecer en el público y en los protagonistas. En diálogo exclusivo con Clarín.com, el juez confiesa sus sentimientos a medida que se acerca el gran momento. En la carrera de un árbitro siempre es importante haber dirigido un partido de estas características. Es un sueño poder estar en un enfrentamiento tan trascendente, afirma Méndez.
Internacional desde 1997, será la máxima autoridad entre argentinos y brasileños por cuarta vez en su carrera. Tengo la expectativa de estar a la altura de un espectáculo fuera de serie. Sólo espero no defraudar a quienes depositaron su confianza en mí, sostiene este hombre que fue suspendido un mes en Uruguay por realizar unas polémicas declaraciones (Nos falta autocrítica, planteó entre otras cosas) acerca del arbitraje de su país.
Méndez sabe perfectamente lo que significa este cruce por eliminatorias para ambos seleccionados. A la histórica rivalidad ahora se le ha sumado un nuevo condimento: el conflicto entre Leandro Desábato y Grafite ha calentado el clima del clásico sudamericano. En las últimas semanas, se llegó a hablar de que en el campo de juego podía llegar a desatarse una guerra. Sin embargo, le baja intensidad al cruce: El término guerra no corresponde en un deporte tan maravilloso como el fútbol. Yo creo que deberíamos estar hablando de una fiesta. Espero que no sea una guerra.
Para este réferi de 37 años, la clave está en el gran nivel que presentan los equipos. Las especulaciones se van a dejar de lado en cuanto empiece a rodar la pelota. Ambas selecciones están en condiciones de brindar un excelente espectáculo. La calidad de estos conjuntos está altamente demostrada, explica.
Posiblemente, la calidad y jerarquía mencionadas compliquen la tarea de un árbitro. Acostumbrados a ser estrellas en sus respectivos clubes, los futbolistas argentinos y brasileños suelen ejercer presión sobre los jueces. Lo maravilloso de este deporte es que hay un reglamento que no diferencia si uno es estrella o no. Lo que uno tiene que hacer es garantizar la neutralidad absoluta y aplicar las reglas de la mejor manera, siempre priorizando el espectáculo, comenta Méndez.
Otro tema importante es el de las simulaciones. Cada vez es más frecuente ver a los jugadores intentando engañar a los réferis. La FIFA se preocupa mucho por penalizar esas acciones, pero muchas veces somos nosotros quienes fallamos a la hora de castigar. Hay que tener en cuenta que es una situación muy delicada, sobre todo porque se trata de un deporte de mucho roce y a veces se hace complicado discernir entre lo que es una acción de juego y una simulación, manifiesta.
Para cerrar, confiesa cuál cree que es la clave para un normal desarrollo del encuentro: Lo importante es el respeto que uno le tiene a los jugadores, algo que debe ser recíproco de parte de ellos.
http://www.clarin.com/diario/2005/06/06/um/m-990422.htm