Todos son elogios para los argentinos y su capacidad para jugar partidos difíciles. Pero viene un tiempo en el que harán falta decisiones profundas.
Perduran en la memoria las imágenes de un lunes histórico que dibujan más que nunca qué hay alrededor de este místico seleccionado argentino de rugby llamado Los Pumas. Ahí van Mauricio Reggiardo y Federico Méndez, levantados en andas por sus compañeros en el césped del Millennium en un homenaje a dos símbolos que se retiran y que aguantaron todo la batalla contra los British & Irish Lions. Ahí va Clive Woodward, el entrenador del equipo que reúne a cuatro países, para saludar a Marcelo Loffreda en el vestuario argentino y felicitarlo por una actuación que ya había remarcado en la conferencia de prensa. Ahí están los diarios británicos, destacando la pasión con la que juegan los argentinos y subrayando que sólo el pie de Jonny Wilkinson salvó de la derrota y del honor al combinado que hoy viaja a Nueva Zelandia.
Hay, también, otras imágenes del lunes que pintan el panorama de Los Pumas. Ahí están Agustín Pichot, Gonzalo Longo, Hernán Senillosa y Martín Scelzo mordiéndose los labios en la platea porque no pueden estar adentro de la cancha. Ellos son apenas 4 de los 26 argentinos de alto nivel que no llegaron a Cardiff por lesiones o porque sus clubes europeos no los dejaron. Ahí pasea por el lobby del hotel el francés Pierre Berbizier, quien había sido citado por Loffreda en el inicio de su segundo ciclo como uno de los asesores, pero el ex medio scrum se marchó hacia los miles de euros que le dieron los italianos para que maneje su selección. Ahí está el pequeño grupo que acompaña a Loffreda multiplicándose en las tareas, mientras que Woodward, que dispone de un staff de 27 personas, recurre a Neil Back, suspendido por cuatro semanas por golpear a un rival, para que entre a la cancha como aguatero y, de paso, a dar instrucciones.
El rugby argentino ha levantado a lo largo de su historia el lema de que este es un deporte en el cual se aprende a superar las adversidades. Los Pumas nunca han competido en igualdad de condiciones con las potencias, pero en su foja figuran resultados y actuaciones memorables. Todo estaba dado para que Los Pumas se llevaran de Cardiff una dura caída. Incluso por lo bajo, algunos decían: «Espero al menos una actuación digna». Pero la camiseta celeste y blanca volvió a surgir.
Los Pumas trajeron a Gales un equipo que lejos está de ser el titular, y aquí todo estaba preparado para una fiesta de los Lions, más allá de que Woodward había reservado a varias de sus estrellas. Sin embargo, los argentinos dieron una lección de coraje y de gran nivel rugbístico. No faltarán los que digan que se arriesgó poco, pero deberán entender que acá el rugby argentino arriesgaba demasiado su prestigio.
Es que la situación argentina es única entre las potencias del rugby mundial. En principio, porque convive con una estructura amateur y jugadores profesionales. Además, está lejos, y no sólo geográficamente, de donde se maneja y compite el universo de la ovalada. O sea, en las pocas fechas en las que tienen que jugar Los Pumas, los clubes europeos â??sobre todo los francesesâ?? no ceden a los jugadores. No les ocurre lo mismo a Samoa ni a Fiji (que tampoco tienen una competencia anual), porque ellos son prácticamente satélites de Nueva Zelandia.
Pichot, el argentino más reconocido internacionalmente (el lunes todos se acercaban a saludarlo), vive pidiendo un lugar en el mundo para la Argentina. Y Loffreda salió a jugar fuerte en Cardiff, dejando a los periodistas locales con la boca abierta cuando les dijo que Los Pumas quieren jugar el Seis Naciones y que no tienen problemas en instalarse en Europa.
Pero con ellos no alcanza. Se necesita más muñeca y presencia (no sólo en las giras) de parte de los dirigentes. Y también decisiones profundas, que estén al tono de esta realidad. A fin de año hay elecciones en la UAR y además de no saberse quién será el presidente, tampoco es seguro que siga Loffreda.
Ahora vienen los dos test con Italia (el 11 de junio en Salta y el 17 en Córdoba, por la noche). Son partidos que están dentro de las ventajas autorizadas por el IRB y, en consecuencia, los clubes franceses no pueden negarse a ceder a sus jugadores. Se verá cuál es la estrategia que utiliza la Argentina.
Pero, en el balance, quedan las fotografías del principio. Había que estar aquí para ver cómo el equipo se entrenó duramente durante la semana, en doble turno. Cómo se complementó un plantel que de 27 jugadores tuvo 18 amateurs. Cómo los históricos Arbizu, Reggiardo, Fernández Miranda o Méndez se transformaron en pibes, o cómo Leguizamón, Genoud o Leonelli se convirtieron en veteranos. Porque así lo indica la historia de Los Pumas.
http://www.clarin.com/diario/2005/05/25/deportes/d-07001.htm