El «imperio» ruso afina sus armas en semifinales para resistir al firme caminar de Justine Henin-Hardenne en su candidatura al título en Roland Garros y donde la afición gala, en la figura de Mary Pierce, cuenta con su última baza.
La belga busca repetir victoria en Roland Garros. Un título que ya conquistó en 2003 y su caminar en la presente temporada sobre tierra batida en partidos individuales tan sólo encuentra comparación en el de Rafael Nadal. Como el mallorquín Henin-Hardenne suma 22 victorias consecutivas lo que le ha permitido sumar a su palmarés los títulos de Charleston, Varsovia y Berlín.
Unos resultados que ha ratificado su recuperación después de los problemas físicos en una rodilla que le habían mantenido apartada de las pistas desde el pasado Open de Estados Unidos y hasta su reaparición en el torneo de Miami, a mediados de marzo. Una lesión que se sumaba al extraño virus que arrastró durante el pasado año y que le impidió rendir a su nivel habitual (pese a todo conquistó el título olímpico).
En Miami llegó su única derrota en esta temporada. Fue ante María Sharapova en semifinales, que en París ha sido su última víctima en un Roland Garros. Una andadura por París que le ha convertido en el «azote» de la Armada con sus victorias ante Conchita Martínez, Virginia Ruano y Anabel Medina en las tres primeras rondas.
En semifinales tendrá enfrente a Nadia Petrova, la séptima cabeza de serie que lidera el intento ruso de reencontrarse con la senda de éxitos después de sus victorias el año pasado en Roland Garros, Wimbledon, Open USA y Masters femenino y que se vieron interrumpidas en Australia donde el título cayó en las manos de Serena Williams.
Ha sido Petrova la que ha tomado el mando de las operaciones en esta ocasión. Lo hace ante las tempranas eliminaciones de Myskina, Dementieva, Kuznetsova o Sharapova, habituales en las rondas finales de todos los torneos. Serán las segundas semifinales que disputará en Roland Garros. Las anteriores fueron hace dos años y en su camino se cruzó otra tenista belga, Kim Clijsters.
Aunque el «imperio ruso», con ocho tenistas entre las 20 primeras, contará con otra baza en el lado inferior del cuadro, la de la veterana Elena Likhovtseva, responsable de que el torneo se quedase después de los cuartos sin el concurso del nuevo «prodigio» del tenis mundial, la búlgara Sesil Karatantcheva.
Enfrente tendrá a la última opción francesa en los cuadros individuales como es Mary Pierce. París ha asistido al «renacer» de una tenista que ya sabe lo que es conquistar el título en el segundo «Grand Slam» de la temporada. Lo conquistó en 2000 tras su victoria en la final ante Conchita Martínez, un título que era el primero conquistado por una tenista local desde que 1967 lo conquistase Francoise Durr.
Desde entonces no había alcanzado unas semifinales en un torneo de «Grand Slam». Ahora vive su particular «vuelo del Fénix» olvidando los distintos problemas físicos que arrastró en las últimas temporadas (problemas en los abdominales, tendinitis en ambos tobillos e incluso una inflamación crónica en la zona lumbar, destrozaron una carrera).
El regreso de la «hija pródiga» se confirmó para el público local después de la victoria de Pierce en cuartos ante Lindsay Davenport, primera tenista mundial, la cuarta que consigue en 11 enfrentamientos. Su próximo compromiso le mide a Likhovtseva a la que se ha impuesto en cinco de los nueve precedentes.
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